Hace unos cuantos días estuve charlando con un policia que se cruzo en mi camino. Salí de la conversacion con tal miedo en el cuerpo que me prometí a mi mismo que haria todo lo posible para no acampar libre en Baja. Esto no es fácil en el desierto. Ni ellos mismos saben las distancias que hay entre los lugares. Cuando preguntas por distancias siempre se te responde con el tiempo que se tarda en coche. "¿A que distancia esta Cataviña? A hora y cuarto me respondieron" El mapa decia que estaba a 130 kilometros. Empezé el dia a las 6.45 cuando empezaba a clarear. Aparte del peso habitual llevaba 8 litros extra de agua, por lo que pudiera pasar. Era dificil mover la bici. El día empezó con subidas fuertes, alguna que otra bajadita fuerte y mas subidas fuertes. Un terreno rompepiernas. Despues de 40-50 kilometros subiendo empezaba a estar realmente destrozado. El viento habia decidido poner las cosas mas dificiles y no dejaba de soplar con fuerza en mi contra. El terreno cambio de subidas fuertes a una subida liguera constante. Con el viento y con el peso de la bici la subida ligera era como ir subiendo constantemente un puerto de primera. El tiempo pasaba y los kilometros seguian inmoviles. Ni siquiera podia pararme a descansar si queria llegar de dia a la siguiente población. Por mi cabeza paso de todo, ¿que sentido tenia el estar haciendo esto? Estaba destrozado, pero no quedaba otra que seguir pedaleando. Los ultimos 20 kilometros fueron en llano. LLegue a Cataviña sobre las 5.30 de la tarde. Me habia tirado mas de 9 horas y media pedaleando entres subidas, viento, calor y desolación. Estaba agotado, habia consumido todas mis reservas energeticas. Cataviña dicen que es un oasis en medio del desierto. ¿Oasis? Hay un par de campings en las afueras (no habia nadie acampado) y dos hoteles. Un hotelazo que costaba 100 dolares por noche (en donde estaban los pocos turistas) y unas cabañas por 30. Con mi economia de guerra solo quedaba la opción de lujo de la cabaña, que resulto estar plag
Cuando llegue a Guerrero Negro la gente me miraba como si miraran a un loco. Estaba sudoroso, maloliente, completamente marrón del polvo del desierto y tenia la expresion de la cara desfigurada del calor, viento y cansancio. Cuando tuve la oportunidad de mirarme en un espejo los entendi, yo mismo me asuste. El desierto no es un lugar para aprendices de aventurero, pense.