En Septiembre del 2008 salí de Vancouver rumbo sur con unos pocos dólares en el bolsillo y con la intención de recorrer en bicicleta parte de la costa americana. El viaje duró lo que duraron estos dólares. Tras 4250 kilómetros el punto final del viaje fue Guerrero Negro, Baja California, México
Si por cualquier motivo este blog cae en manos de alguien que piensa hacer lo mismo y tiene cualquier duda que yo pudiera resolver... ciclocleto@gmail.com

jueves, octubre 30, 2008

Desierto

"La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio." Proverbio persa.
Hace unos cuantos días estuve charlando con un policia que se cruzo en mi camino. Salí de la conversacion con tal miedo en el cuerpo que me prometí a mi mismo que haria todo lo posible para no acampar libre en Baja. Esto no es fácil en el desierto. Ni ellos mismos saben las distancias que hay entre los lugares. Cuando preguntas por distancias siempre se te responde con el tiempo que se tarda en coche. "¿A que distancia esta Cataviña? A hora y cuarto me respondieron" El mapa decia que estaba a 130 kilometros. Empezé el dia a las 6.45 cuando empezaba a clarear. Aparte del peso habitual llevaba 8 litros extra de agua, por lo que pudiera pasar. Era dificil mover la bici. El día empezó con subidas fuertes, alguna que otra bajadita fuerte y mas subidas fuertes. Un terreno rompepiernas. Despues de 40-50 kilometros subiendo empezaba a estar realmente destrozado. El viento habia decidido poner las cosas mas dificiles y no dejaba de soplar con fuerza en mi contra. El terreno cambio de subidas fuertes a una subida liguera constante. Con el viento y con el peso de la bici la subida ligera era como ir subiendo constantemente un puerto de primera. El tiempo pasaba y los kilometros seguian inmoviles. Ni siquiera podia pararme a descansar si queria llegar de dia a la siguiente población. Por mi cabeza paso de todo, ¿que sentido tenia el estar haciendo esto? Estaba destrozado, pero no quedaba otra que seguir pedaleando. Los ultimos 20 kilometros fueron en llano. LLegue a Cataviña sobre las 5.30 de la tarde. Me habia tirado mas de 9 horas y media pedaleando entres subidas, viento, calor y desolación. Estaba agotado, habia consumido todas mis reservas energeticas. Cataviña dicen que es un oasis en medio del desierto. ¿Oasis? Hay un par de campings en las afueras (no habia nadie acampado) y dos hoteles. Un hotelazo que costaba 100 dolares por noche (en donde estaban los pocos turistas) y unas cabañas por 30. Con mi economia de guerra solo quedaba la opción de lujo de la cabaña, que resulto estar plagada de cucarachas. Toda la luz era por generadores que funcionaban solo por unas ciertas horas. Me levante otra vez al alba. El siguiente camping estaba a 105 kilometros. Otro día largo y dificil. El dia empezo subiendo pero al final empece a bajar todo lo que habia subido el día anterior. Como a la 1.30 de la tarde ya estaba en el "camping". Un lugar para poner la tienda, sin agua, ducha y ni siquiera servicios. . Por lo menos esta vallado, pense acordandome de la conversacion con el policia. Alli estaba Ramiro, un viejito medio zumbado de tanta soledad que solo hacia hablar y preguntar por muchachas. Por suerte habia una loncheria (restaurante) enfrente en donde vivia su hija. Deje la bici como 20 minutos al sol y el cuentakilometros casi se fastidia por el calor. Llegue justo a tiempo para salvarlo. En bici no se sentia tanto el calor por el viento, pero parado aquello era el infierno. Ramiro me pregunto que que iba a hacer por el resto del día. "Ir al cine con una muchacha", respondi. No habia otra cosa que hacer que contemplar el desierto, y desde la sombra. A las 7 de la tarde ya estaba en el saco. El siguiente destino estaba a 135 kilómetros. Me despedi de Ramiro a las 6.30. despues de unos cuantos kilometros con subidas y bajadas ya se empezaban a ver alguna pequena población. Los ultimos 70 kilometros fueron totalmente llanos. Una llanura en donde no habia nada. Estaba totalmente destrozado del calor y los kilómetros. En mi mente no habia otra cosa que el llegar a Guerrero Negro. Traté de ocupar mi mente pensando sobre todo, pero no podia dejar de mirar el cuentakilometros para ver lo que faltaba. Se hizo interminable.
Cuando llegue a Guerrero Negro la gente me miraba como si miraran a un loco. Estaba sudoroso, maloliente, completamente marrón del polvo del desierto y tenia la expresion de la cara desfigurada del calor, viento y cansancio. Cuando tuve la oportunidad de mirarme en un espejo los entendi, yo mismo me asuste. El desierto no es un lugar para aprendices de aventurero, pense.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con dos cojones campeón. Todo esto lo recordarás toda tu vida, aunque yo espero que estos relatos los pases a límpio. Tampoco es cuestión de que te dejes la misma vida, eh ¡¡¡. Alguna cervecita bien fría a lo mejor se merece ese cuerpo cansado. Aunque si quedan fuerzas sería mejor eso de una sesión de cine con alguna lugareña en la fila de los mancos, jajajaja.
Suerte para lo que queda y felicidades por lo pasado.
Besitos. Alfredo y familia.